jueves, 4 de marzo de 2010

Estrenos de Reyes Magos

¿QUÉ SE HACE un día festivo que cae en lunes después de un fin de semana en que se anunció la «tormenta perfecta» aunque quedara en «indefinida» y dos meses de lluvias ininterrumpidas? Sí, ¿qué se hace cuando los comercios no están abiertos y todavía no es tiempo de ir a la playa?

Para encontrar una respuesta había que estar ayer en el parque de María Luisa, aunque uno se malicia que pasaría lo mismo en la casa de campo del Alamillo o las otras zonas verdes repartidas por la ciudad. Allí estaban padres e hijos estrenando las bicicletas que les trajeron los Reyes Magos y que no habían sacado del trastero, con tanta agua como ha caído desde entonces.

Claro, lloviendo quién va a darse un garbeo en bici. Por eso, cuando ayer salió el sol, no se lo pensaron: hala, a estrenar las bicicletas y los patines al cabo de dos meses. Y veías familias enteras en bicicleta, las nenas con esas tan monas todas de rosita y los chiquillos con esas de ruedas gordas muy útiles para atravesar los fangales en que se han convertido los caminos del parque de María Luisa después de soportar casi mil litros de agua por metro cuadrado durante el invierno.

El parque estaba animado como nunca. Familias enteras paseando arriba y abajo por la plaza de América, subiendo al Gurugú o trepando por los juegos infantiles al lado de Eritaña. Tenemos dicho que la crisis ha hecho subir el aprecio por una mañana de paseo en el parque, donde no te cobran por entrar y la única tentación consumista a la que puedes sucumbir es comprar un paquetito de arvejones que tampoco es para salir de pobre, vamos.

Antes, en los buenos tiempos, ibas una mañana al parque y nada más que encontrabas a inmigrantes: las ucranianas, tan rubias y tan mujeronas, de corrinche sentadas en un banco; las marroquíes, siempre detrás de un primo o un hermano; y los matrimonios de andinos, con los chiquitines a todas partes. Pero cómo ha cambiado la cosa: ahora los nacionales ganan por goleada.

Si alguien piensa que estoy exagerando, haga memoria. De los días transcurridos desde la Pascua de Epifanía, ha llovido en la mitad más o menos. De la otra mitad ‘seca’ hay que descontar los nublados, los fríos y los neblinosos, que no es plan de ponerse a dar vueltas con la bici sin ver a los niños. Y de los que quedan, descuente los laborables a ver cuántos salen. Y de los fines de semana, reste los sábados con todos los hipermercados del mundo abiertos de par en par. ¿Qué, duda ahora de que estaban de estreno ayer padres e hijos con las bicicletitas y los patines de los Reyes Magos?

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