miércoles, 2 de febrero de 2011

¡Y el Nobel para un pregonero!


SI JUAN ESPADAS, el candidato que se presenta adornado con los perejiles de la modernidad más rabiosa a través de las redes sociales y la política 2.0, ha abrazado la medalla de la ciudad para la hermandad del Rocío del Cerro del Águila y Antonio Rodrigo Torrijos, el candidato que se presenta adornado con los perejiles del anticlericalismo más rancio, ha hecho lo propio con la hermandad del Rocío de Sevilla Sur, es que estamos perdidos. Bueno, unos más que otros, pero en general andamos tela de desnortados.

Está muy bien esto de repartir medallas y honores de la ciudad a hermandades y cofradías, sobre todo, porque abre unas posibilidades prácticamente ilimitadas para los aspirantes a sentarse en los sillones del concejo. Como cada año Palacio erige una nueva... la última, la de Pasión y Muerte de Triana, que dicho así del tirón parece que es el nombre de una biografía de Belmonte, por lo menos.

Pero los políticos locales no deberían limitarse a solicitar ese reconocimiento colectivo para las hermandades, sino que deberían competir también por ver quién hace la propuesta más estrafalaria con la que granjearse las simpatías del 'voto morado', como acertadamente lo bautizó el compañero Carlos Navarro Antolín. De momento, va ganando Espadas con lo del monasterio de Santa Clara convertido en local de ensayo de las bandas de música.

Pero hay mucho más que hacer para arañar un puñadito de votos. Aquí va una lista de sugerencias para que los candidatos en liza la tomen como mejor gusten:

Rotular todas las plazoletas, bocacalles, callejones y barreduelas sin asfaltar del barrio correspondiente con todos y cada uno de los titulares de la cofradía más cercana, incluyendo santos y beatos.

Pedir el premio Velázquez, que concede el Ministerio de Cultura a la trayectoria vital de un artista plástico de indiscutible prestigio, para el cartelista de turno del Consejo de Cofradías, en vista de que no le van a pagar ni un euro por su creación.

Propugnar para el premio Príncipe de Asturias de la Concordia a las cofradías sevillanas personificadas, precisamente, en la Concordia entre la Macarena y el Gran Poder. Y que vaya un piquete de los armaos a por el galardón desfilando por Oviedo.

Solicitar el premio Nacional de Fotografía no para Luis Arenas, sino para el primero que se líe a hacer fotos sin flash subido en la escalerita mientras el paso está arriado. El premio se concederá al peso.

Y, de remate, pueden presentar al pregonero de la Semana Santa del año que más coraje les dé al premio Nobel de Literatura. A ver si se lo dan. Y a ver si así vais a ganar más votos, lumbreras.

javier.rubio@elmundo.es

1/2/11

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