jueves, 20 de enero de 2011

Arquitectura de copia y pega

A SANTIAGO CALATRAVA, un tipo tan pagado de sí mismo que descuella en el mundo de los egos hipertrofiados del star-system de la arquitectura internacional, andan buscándole las cosquillas a cuenta de un encargo directo del Govern balear en tiempos del PP en abril de 2007, por el que sospechan que se pagaron comisiones. Al menos, eso es lo que cree el juez instructor del 'caso Palma Arena', que lo ha llamado a declarar por qué cobró 1,2 millones de euros por el anteproyecto de un palacio de la ópera en la bahía de Palma con el que el iluminado de Jaume Matas quería emular a Sydney.

No es sólo el juez el que anda levantándole las alfombras del estudio al arquitecto e ingeniero, sino que la Hacienda española también está detrás de él por prevaricación, malversación y fraude ya que las facturas con que cobró estaban tan detalladas como las que le da el fontanero que va a su casa a arreglar la cisterna. En fin, un mal día lo tiene cualquiera.

Lo mejor del caso es que los peritos de Hacienda sostienen que Calatrava se limitó a presentar el mismo anteproyecto que había ideado en 1989 para el lago Lucerna en la ciudad suiza de Zurich. Como aquello no salió adelante, el afamado arquitecto lo volvió a presentar a ver si esta vez colaba, pero Matas perdió aquellas elecciones, se le vino abajo el tinglado y ahí anda, enredado en los juzgados. La ópera de Palma dio el cante y no se ha vuelto a saber nada de ella en las revistas de arquitectura, sino en las noticias de tribunales.

De siempre, uno había confiado en los sabuesos de Hacienda que un año me hicieron una paralela para corregirme a mi favor no sé si eran 3.700 o 4.700 pesetas. Así se las gastan, con aquellas sábanas enormes donde te rehacían los cálculos sin error posible. Pero esto de que los tíos se dediquen a comparar proyectos arquitectónicos, me los acaba de poner en un pedestal.

Oh, como se dieran una vuelta por aquí, la que iban a formar esos peritos con el rascacielos de César Pelli, por ejemplo, que va colocando el mismo proyecto allí donde se lo piden: en Bilbao, en México, en Tenerife o en Sevilla, qué más da. Por si las moscas, el arquitecto argentino se olvidó de firmar su proyecto de aquí, todo un detalle por si las cosas se ponen feas. ¿Y las setas de la Encarnación? ¡Ay como esos probos funcionarios dieran con la gasolinera que copió Jürgen Mayer para vendernos la moto averiada del Metropol-Paranada! Hacienda, por favor, sálvanos de la arquitectura de copia y pega.

javier.rubio@elmundo.es

19/1/11

No hay comentarios:

Publicar un comentario