lunes, 8 de febrero de 2010

Cola de las setas y cola del paro

A LOS MUCHOS disparates que acumula la obra del Metropol Parasol –empezando por ese ridículo nombre, siguiendo por el dineral que va a costar y terminando por la falta de escala del proyecto para encajar en la Encarnación– se ha sumado esta semana otro más: la cola con la que se pegarán las lamas de madera del proyecto constructivo.
Esa cola va a traer cola.

Resulta que el semanario Der Spiegel ha revelado que científicos del departamento de Tecnologías de Superficies del instituto para la investigación de la madera Fraunhofer Wilhelm-Klauditz Institut en Braunschweig (Baja Sajonia, a mitad de camino entre Hannover y Leipzig) andan investigando para que el pegamento con que se quiere unir los tablones y las planchas de madera soporte temperaturas por encima de los 60 grados centígrados que fácilmente pueden alcanzarse a pleno sol en las horas centrales de un día especialmente caluroso del estío sevillano.

El Fraunhofer WKI está inmerso en un proyecto de investigación para elaborar revestimientos y resinas adhesivas para maderas a partir de derivados de azúcares vegetales extraídos del maíz o la patata.

Es lógico que se hayan ido tan lejos para encontrar alguien que tenga la menor idea de cómo unir el inmenso rompecabezas que Jürgen Mayer, el arquitecto al que se le apareció la Virgen cuando eligieron su proyecto, creó virtualmente en el ordenador. En descargo del muchacho hay que decir que su primera propuesta era metálica, pero enseguida se desechó por las altas temperaturas que convertirían las planchas en una descomunal parrilla al aire libre.

Al elegir un material constructivo tan ajeno a nuestra cultura arquitectónica como es la madera, se hace necesario también importar el ‘know how’ de su manejo y utilización. Y eso es lo que se está haciendo ahora en el Fraunhofer WKI a costa del contribuyente sevillano: allí desarrollarán el I+D apropiado, lo pondrán a punto en sus laboratorios y lo probarán en el gigantesco banco de pruebas de las setas de la Encarnación.

Naturalmente, todo esto llena de orgullo a nuestros responsables políticos, tan catetos que se dejan deslumbrar por todo lo que viene de fuera sin darse cuenta de que, en el fondo, estamos contribuyendo a potenciar la investigación allende nuestras fronteras. Eso sí, los curritos que se subirán a los andamios para aplicar la innovadora resina adhesiva de patente alemana serán sevillanos elegidos de la cola del paro, que es la única en la que estamos por encima de todo el mundo.

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