sábado, 29 de enero de 2011

Realismo en vena, por favor


EN EL MOMENTO de escribir este texto, la venta de entradas en el teatro Lope de Vega para presenciar alguna de las cinco funciones con que la Compañía Nacional de Teatro Clásico obsequia a la ciudad de Sevilla para contemplar su tercera versión de El alcalde de Zalamea es la siguiente: para el estreno, el jueves a las ocho de la tarde, quedan por vender 318 localidades; para el viernes, 183; para la soirée del sábado, 208; para la función de la noche de ese mismo día, 231; y para el domingo, despedida de la compañía, 372 tiques. Es la misma compañía que venía no hace tanto -y llenaba día sí y día no- dos semanas a Sevilla, donde hay -o había- afición y erudición a partes iguales.

Bien, quizá a la luz de lo anterior se entienda mejor el voluntarismo que anima la propuesta del candidato Zoido de crear un ciclo de teatro clásico porque «durante el periodo estival, Sevilla es el mejor escenario para las grandes obras teatrales al aire libre», dentro de su grandilocuente y exagerada propuesta para convertir a la capital de Andalucía en «referente cultural». Será importando espectadores de Tombuctú o de Bucaramanga, porque lo que es de aquí...

El problema no es sólo del aspirante del Partido Popular. El día anterior, el candidato socialista, Juan Espadas, se descolgaba con un abracadabrante uso del monasterio de Santa Clara que debería sonrojar tanto a quien lo propone como a quienes lo consienten después de haber prometido tantas cosas, empezando por el Museo de la Ciudad. El convento es tan valioso en su conjunto, tan grandiosa su estructura que ha permanecido prácticamente invariada desde los tiempos de la conquista de la ciudad, que convertirlo en local de ensayo para bandas de música procesional por mucha escuela taller con que se adorne el muñeco es un uso tan espurio que duelen los oídos. Más si se piensa en lo que van a ensayar las criaturitas soplando la corneta...

Se impone un 'chute' de realismo en vena para los dos candidatos. Por favor, dejen de vender ocurrencias, porque alguno de los dos va a ser el próximo alcalde y entonces se le amontonarán en la mesa del despacho de la Alcaldía Baja las peticiones del oyente que han ido prometiendo en este tiempo.

Que alguien los devuelva a la realidad: una ciudad empobrecida, sin un duro en el bolsillo, que tiene la cultura como un lujo inasequible. Lo que necesitaría Sevilla es más educación y más sensibilidad para el arte. Y eso son muchos años de formación y cultivo. Justo lo que no tienen ninguno de nuestros candidatos que nos quieren alcanzar el cielo sin poner los pies en tierra. Bajemos el nivel, hablemos de política.

javier.rubio@elmundo.es

28/1/11

1 comentario:

  1. querido Javier, creo que en los programas de quien aspira a gobernar para la ciudad hay que hacer muchas cosas. Seguro que no debemos perder de vista la realidad presente a la que con tanto tino aludes, si bien es necesario también demostrar visión a largo para que los pasos a corto vayan en la adecuada dirección. El otro día expusimos un manifiesto de intenciones de lo que vemos en los diferentes campos de las artes y la cultura. Créeme que se trata de las áreas donde mejor hemos trabajado gracias a una concejala como María del Mar y un buen número de solventes contactos que hemos mantenido. Merece la pena profundizar en estas propuestas porque muchas de ellas llevarán una fórmula de gestión adecuada a la crisis y prioridades que iremos desgranando. No será la última que hablemos de ello.

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