miércoles, 17 de febrero de 2010

¿Y si el malo fuera Sacyr?

EN SU AFÁN por sacudirse las pulgas, el equipo de gobierno municipal le echa las culpas de la pifia de la Encarnación al primero que pase por allí. Léase don Zoido, que ha hecho una propuesta ni más ni menos chusca que el proyecto en sí y ya le han endosado la responsabilidad, por lo menos, de 20 millones de euros. Lo que ha dicho Zoido tampoco es que sea el acabose, entre otras cosas porque para terminar las setas de marras no sabe nadie cuánto falta. De acuerdo, será un churro dejar sólo dos pilares y sin madera, pero a cambio nos ahorramos una pasta, que tal como está la cosa es para pensárselo.

El gobierno municipal, sin embargo, en el tiempo libre que le dan los jueces, insiste en que no es momento de examinar responsabilidades y que lo que procede es tirar –nótese el matiz radicalmente exacto que puede atribuírsele al verbo– para delante y acabar como sea. Y luego, si nos quedan ganas puesto que no nos va a quedar dinero, nos paramos a ajustarle las cuentas al jurado que eligió la maquetita, al ingeniero que calculó las estructuras, al arquitecto que se lo sacó del ordenador y al lucero del alba.

De momento, ya llevamos dos ‘malos oficiales’: Emilio Carrillo, que debió ver la plenitud del Universo en el símbolo del infinito que describen los dos parasoles ya construidos, y Jürgen Mayer, que como es alemán y está lejos no va a protestar. Hasta que lo ha hecho. El arquitecto será alemán, pero no es tonto. Y ha venido a decir que a su estudio que lo registren, que el control de los costes y el procedimiento constructivo está en manos de la constructora y que ésta no le enseña los números de verdad ni al contable. Esto último no lo ha dicho así, pero se le intuye.

¿Y si el malo de la película fuera Sacyr? ¿O es que ya no nos acordamos de cómo tuvo que acudir Concha Gutiérrez en plan Séptimo de Caballería al rescate parcial de la concesión del metro aflojando millones cuando la obra se atascó? ¿Y si a Sacyr le conviniera que los políticos se cocieran en su propia salsa de obras demoradas y plazos incumplidos? ¿Y si a Sacyr le viniera bien todo este jaleo para presentar como inevitables los modificados, sobrecostes y ‘poyaques’ que se le antojaran? ¿Y si es verdad que se ha quedado sin liquidez porque se ha hundido el negocio inmobiliario y ahora no le interesa abrir un centro comercial más con una pescadería incrustada entre una tienda de Mango y otra de Zara?

Mientras se despejan todas estas dudas, Urbanismo sigue buscando a quien echarle las culpas. Yo que el guardia de la Campana, pedía el traslado a Sevilla Este.

3 comentarios:

  1. Las setas se las van a comer con papas... Papas con setas, comida de Cuaresma. Un saludo

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  2. Pero ese "plato cuaresmal" lo vamos a pagar nosotros.

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  3. Sí, algo de eso dijo el Trío de Capilla el sábado pasado.

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